viernes, 9 de diciembre de 2016

FESTEJANDO NAVIDAD (MI NAVIDAD DE CUENTO 2)

Despertó en la bañera, con el agua hasta el cuello. No recordaba nada de la noche anterior, excepto que había festejado la Navidad con amigos. Alcohol, drogas, prostitutas y póker. De a poco imágenes volvían a su mente, como hormigas abriéndose camino a través del cerebro. Veía claramente como una de las chicas se le acercaba y le hablaba al oído, luego consumían cocaína juntos. Ella, vestida de Papa Noel le hacía un strip tease. Él, totalmente descontrolado, mezclaba vodka con éxtasis. Una última imagen, sus manos apretando el cuello de la mujer y la cara de horror de ésta.

#minavidaddecuento


miércoles, 7 de diciembre de 2016

FAMILIA (MI NAVIDAD DE CUENTO 1)

Estaba harto de su esposa, de su suegra y de sus hijos. Las dos mujeres nunca lo habían respetado y los chicos, a medida que crecían, le discutían y no tomaban en serio su autoridad. El odio hacia ellos aumentaba a medida que se acercaba fin de año, época de balance de malos momentos vividos en familia. Cargó el arma que usaba para cazar. En la noche, los disparos se confunden con la pirotecnia del barrio que celebra la Navidad. En el suelo de la casa, los cuerpos sin vida. En la televisión, a todo volumen, un hermoso villancico.

#minavidaddecuento


miércoles, 30 de noviembre de 2016

MUERTOS (NOVIEMBRE DE CUENTO 30)

La mujer abrió los ojos por primera vez en el día. “Estamos muertos”, dijo. Su marido que dormía al lado trató de calmarla. “Yo estoy muerta. Vos estás muerto. Los nenes están muertos”. Volvió a dormirse. Al mediodía se levantó y fue a la mesa donde almorzaba el resto de la familia. “Hoy no voy a comer porque mi estómago está muerto”. No probó bocado. Al día siguiente no quiso caminar, decía que sus piernas habían muerto. La llevaron al hospital más cercano. Le dijeron las tres palabras fatales: Síndrome de Cotard.

#noviembredecuento


martes, 29 de noviembre de 2016

LA SANGRE DEL DICTADOR (NOVIEMBRE DE CUENTO 29)

En el suelo de cemento del sótano hay unas manchas. Amarronadas, de bordes difuminados por el paso del tiempo. Todos saben lo que son. Todos en el pueblo conocen lo sucedido en ese lugar. Está hasta en los libros de historia. Los niños usan el lugar para sus juegos. Los ancianos se santiguan al pasar por delante. Los escasos turistas se detienen en el lugar y bajan a verlo. Algunas placas recuerdan el hecho. Allí, en ese mismo sótano, veinte años antes, un tribunal popular condenó al dictador. Contra esas paredes cayó su cuerpo acribillado. 

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DERECHO DE ADMISIÓN (NOVIEMBRE DE CUENTO 28)

Los motociclistas llegaron al lugar. Ninguno hablaba, solo se escuchaba el ruido de los motores. A una señal del más viejo, comenzaron a destrozar el bar. Sillas, vasos, botellas, mesas. Todo quedaba reducido a pedazos en cuestión de segundos. Los individuos con cadenas y chalecos de jean estrellaban indistintamente las cosas contra el suelo y las paredes. El dueño del lugar observó atónito la escena hasta que tres individuos lo sacaron del trance y lo golpearon con saña. Así iba a aprender. Nadie echaba a uno de ellos. La casa ya no se reserva el derecho de admisión.

#noviembredecuento


Foto: LIFE Magazine

domingo, 27 de noviembre de 2016

AGUAS PROFUNDAS (NOVIEMBRE DE CUENTO 27)

Su pie no tocó fondo. Se había alejado demasiado de la costa y había nadado más de la cuenta. Estaba cansado. Le dolían los músculos de piernas y brazos y notó que estaba agitado. Buscó con la vista un lugar de donde aferrarse ya que estaba acalambrándose. Nada. Sólo agua y la cada vez más lejana línea de la costa. Braceó con más fuerza y pataleo sin coordinación. Fue entonces cuando su pie tocó algo enorme, no tan duro como una roca. Algo que se movía con velocidad. Algo que lo aferró y lo arrastró hacia abajo. 

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sábado, 26 de noviembre de 2016

EL COLECCIONISTA (NOVIEMBRE DE CUENTO 26)

Coleccionaba autos caros. Las marcas más renombradas se encontraban en el gran estacionamiento de su casa. Allí llevaba a amigos y conquistas románticas extramatrimoniales para exhibirles sus lujos. Durante horas les relataba las bondades de cada uno de los vehículos, la cantidad de dinero que había gastado en ellos y en los viajes donde los adquiría. También solía fotografiar a su esposa subida a los autos para luego subir las imágenes a redes sociales. Cansada de las traiciones, la mujer tomó un bidón de nafta y roció todos los vehículos. Fue una fogata valuada en cinco millones de euros.

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viernes, 25 de noviembre de 2016

PERFECT WORLD (NOVIEMBRE DE CUENTO 25)

A la mañana, la rutina de siempre: insultar a pasajeros, pasar semáforos en rojo y pelearse con taxistas. Luego, mientras sus compañeros almorzaban, él se dedicaba a cosas más profundas. A viajar. Detenía el colectivo frente a la casona con la puerta naranja y entraba. Previo abono de una considerable suma, se recostaba en una sala oscura y le traían una pipa de metal. Nada de emborracharse, ni consumir marihuana, eso era para la gilada. Lo suyo era el opio, aunque era un gusto caro. Luego de fumar, partía en su dragón de metal y el mundo era perfecto. 

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Y para musicalizar:

jueves, 24 de noviembre de 2016

DOLOR (NOVIEMBRE DE CUENTO 24)

Agua chorreando por su cuerpo. Algo de sangre y sudor, también. El dolor que no cesa pero que no se sabe de dónde viene. De cuál de las infinitas laceraciones y golpes. No poder tocarse. Las manos atadas detrás de la espalda. Los gritos del hombre que tiene delante. La negrura cuando le colocan la capucha. Los momentos de calma seguidos por nuevas llamaradas de dolor. Los oídos le zumban por los golpes. No entiende lo que le preguntan. Se turnan para maltratarlo. Cuando uno se cansa, lo remplaza otro. Lo único que quiere es paz. A como de lugar. 

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miércoles, 23 de noviembre de 2016

PLAGA (NOVIEMBRE DE CUENTO 23)

Cuando regresó de buscar a su hijo del colegio sintió una fuerte picazón en la cabeza. Frotó el cuero cabelludo y un par de diminutos puntos negros cayeron sobre la mesa blanca. Piojos. No había terminado de matarlos cuando su otra hija llegó rascándose el cuerpo. Estaba repleto de ronchas rojizas. Lo mismo sucedió al regresar su marido del trabajo. Consultó con otras madres, que sufrían un malestar similar en ese mismo instante, pero ninguna pudo identificar el origen de la plaga ni aportar alguna solución. Días después, el barrio entero padecía la insoportable comezón. Y era recién el inicio.

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martes, 22 de noviembre de 2016

PIEDAD (NOVIEMBRE DE CUENTO 22)

Despidió a su mujer con un beso en la mejilla como hacía cada vez que ella iba al pueblo a hacer compras. Apenas la anciana cerró la puerta, el hombre se dirigió hasta su habitación, abrió el viejo armario y de una caja extrajo el arma, un revolver viejo y parcialmente oxidado. Caminó lentamente hasta el balcón de la casa, recordando épocas más felices. La visión de la silla de ruedas lo volvió a la realidad. En ella, su hijo miraba la nada tal como lo había hecho durante casi tres décadas. Apuntó, cerró los ojos y disparó.

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lunes, 21 de noviembre de 2016

ATRAPADO (NOVIEMBRE DE CUENTO 21)

El agujero estaba delante de él, justo en el medio del camino. Parecía extenderse también hacia los costados, con bordes indefinidos rodeados por una distorsión similar al espejismo que el sol hace sobre el asfalto de las rutas. Resultaba evidente que no podría saltarlo ni tampoco rodearlo con facilidad. Tampoco podía volver atrás ya que el desborde del río había sepultado el camino con avalanchas de lodo y roca. Estaba atrapado. Descansaría en ese lugar hasta encontrar alguna vía de escape. Pero el agujero parecía ser más grande que antes, y comenzaba a rodearlo. Y a cada segundo crecía más… 

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domingo, 20 de noviembre de 2016

GUERREROS DEL NORTE (NOVIEMBRE DE CUENTO 20)

La silueta del drakkar se recortó en la bruma de la mañana. Los hombres del norte descendieron del barco con sigilo. Lo único que se escuchaba era el tintineo del metal de sus armas y escudos mientras avanzaban. Sabían que el botín estaba cerca. Las leyendas de increíbles riquezas en los monasterios de Bretaña habían llegado hasta ellos a través de viajeros y aventureros. Aceleraron el paso. Con la primera señal del Jarl iniciaron el ataque.  Los monjes rezaban en una de las capillas cuando las puertas se abrieron con estrépito y los guerreros nórdicos ingresaron a sangre y fuego.

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sábado, 19 de noviembre de 2016

EMBOSCADA (NOVIEMBRE DE CUENTO 19)

El primer disparo suena en la tupida arboleda. Inmediatamente el hombre que viene al frente del grupo se desmorona. Los que lo siguen corren a cubrirse detrás de la roca o el arbusto más cercano. Algunos hacen cuerpo a tierra. Las balas extraen remolinos de polvo del suelo seco, como gotas del inicio de una tormenta de verano. Algunos de los que se han arrojado al piso responden a los disparos con sus propias armas. Ninguno puede ver a quienes los atacan. Uno a uno los hombres del grupo son acribillados. Luego no más disparos, sólo el silencio.  

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viernes, 18 de noviembre de 2016

PICADURA (NOVIEMBRE DE CUENTO 18)

Sintió un pinchazo en su brazo izquierdo. Se lo miró mientras el pequeño insecto volaba, como burlándose de él, perdiéndose en la espesura y dejándole una pequeña pero ardiente herida. Limpió la gota de sangre que salía de la picadura y continuó caminando. Minutos más tarde notó que la herida estaba mucho más inflamada, de un color violáceo. Se sintió afiebrado y con escasas fuerzas. Se sentó a la sombra de un árbol. Los ojos le ardían y tenía la lengua hinchada. Le costaba cada vez más respirar; su corazón estaba completamente desbocado. Perdió el conocimiento. Lo hallaron días después.

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jueves, 17 de noviembre de 2016

EN LAS REDES (NOVIEMBRE DE CUENTO 17)

El pescador encontró el teléfono celular entre sus redes junto a los peces que saltaban intentando librarse de ellas. Lo dejó al sol con la secreta esperanza de poder usarlo. Durante varios días controló si el aparato podía encenderse, sin obtener ningún resultado. A la semana de repetir el ritual, consiguió que algo apareciera en la pantalla. Quiso ver los contenidos del aparato y advirtió que este no tenía clave para poder acceder a estos. Por error ingresó en la galería de imágenes. En las fotos, mujeres atadas y amordazadas. Todas con el horror marcado en sus rostros.

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miércoles, 16 de noviembre de 2016

CONDENA (NOVIEMBRE DE CUENTO 16)

“Se lo condena a quince años de reclusión”. El acusado sonrió; de debajo de la mesa que ocupaba con sus abogados tomó una botella y, ante la vista de todos, la descorchó.  Saludó alegremente a parientes y amigos. Sabía que la pena por doble asesinato había sido muy leve y que podría salir antes por buena conducta. Se burló de los fiscales y asistentes. El tumulto fue inevitable. El cuchillo que el padre de una de las víctimas había llevado consigo se hundió en su tórax. Cuando su cuerpo tocó el piso ya estaba muerto.

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martes, 15 de noviembre de 2016

SECUESTRADOS (NOVIEMBRE DE CUENTO 15)

Lo metieron en el portaequipajes del auto junto a otras dos personas. Los cuerpos de los tres apenas cabían en el oscuro compartimiento y, mientras eran trasladados con destino desconocido, el calor del verano los sofocaba. Sentían las frenadas del vehículo, los posteriores arranques y los giros que éste realizaba. El auto se detuvo y segundos después alguien abrió el maletero. Sin mediar palabra, dos hombres los acicatearon con los caños de sus armas largas. Los tres salieron del vehículo y dieron unos pasos hasta un muro cercano. Más silencio. Algunos gestos entre los hombres armados. Luego, los disparos.

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lunes, 14 de noviembre de 2016

CELEBRIDAD (NOVIEMBRE DE CUENTO 14)

Cierto día le dijeron que sus canciones habían inspirado a docenas de imitadores, o tributos, como ellos preferían hacerse llamar. Investigando en la red, descubrió que había miles de imitadores y centenares de bandas que tocaban covers suyos. Muchos se vestían como él y usaban el pelo a su manera. Otros usaban samplers de su música o copiaban melodías y arreglos. Su primer impulso fue contactarse con ellos para que retiraran su música y videos. No obtuvo respuesta. Luego quiso demandarlos, sin resultado alguno. Frustrado, cortó su cabello, cambió sus ropas, vendió su casa y desapareció entre la gente común.

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domingo, 13 de noviembre de 2016

DESALOJO (NOVIEMBRE DE CUENTO 13)

La policía ingresa en la casa tomada, despejando los pasillos a fuerza de golpes y patadas. No les importa si hay mujeres y niños. La orden es desalojar el lugar a cualquier costo. Usan sus escudos como pala mecánica que arrasa con una pared en ruinas. Pero aquí la pared es de carne y resiste, aunque en inferioridad numérica. Alguien grita. Desde el primer piso de la casa llueven botellas, se deshacen contra el piso, estallan en llamas. Los policías intentan retroceder por el pasillo que da a la salida. La han trabado con cadenas, hierros y escombros. Todo arde.

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sábado, 12 de noviembre de 2016

NUBE DE POLVO (NOVIEMBRE DE CUENTO 12)

Una nube de polvo, muy a lo lejos. Luego de unos segundos toma forma: un vehículo. Los hombres lo ven acercarse y suenan la alarma. Apenas logran ver la silueta, comienzan a dispararle. Sólo tienen segundos. Metro a metro el vehículo se acerca. Algunas balas rebotan contra su chapa, otras penetran el vidrio delantero. No pueden ver si han logrado herir al conductor. El auto continúa su inexorable marcha a toda velocidad y se introduce en la embajada. Allí detona su carga explosiva. El silencio regresa. Sólo escombros y cadáveres son mudos testigos de lo que acaba de suceder.

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viernes, 11 de noviembre de 2016

FAMILIA (NOVIEMBRE DE CUENTO 11)

“No vas a ir a lo de Ana”. Recordó perfectamente las palabras de su padre. Luego, los dos disparos y el cuerpo del hombre cayendo de bruces al suelo. Casi de inmediato, los gritos de su madre observando la escena. Y ella intentando detenerla hundiendo el cuchillo en su espalda una y otra vez hasta que la mujer quedó totalmente inmóvil. Se recordó encerrando a sus dos hermanitos en la despensa para que no vieran el horror. Evocó a la perfección cada detalle, cada segundo del hecho, y se sintió aliviada. Ahora sí podía ir a escribirlo en su blog.

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jueves, 10 de noviembre de 2016

REMEMBRANZA (NOVIEMBRE DE CUENTO 10)

El sol del mediodía lo cegó. Notó los ojos adheridos y se los palpó con suavidad con una mano. La tenía sucia y no logró mejorar la nitidez de su visión. Sintió el dolor. Una puntada excesivamente fuerte en su cintura. Quiso estirar el brazo para tocar el sitio exacto y no pudo moverlo más que unos centímetros. Hizo un esfuerzo extraordinario para incorporarse pero no lo logró. Vio sangre en la mano apoyada en su rostro. Enfocó la vista hacia sus extremidades inferiores y recordó: el viaje en auto, el accidente, el vuelco, el vehículo cayendo sobre sus piernas.

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miércoles, 9 de noviembre de 2016

EL RECAUDADOR (NOVIEMBRE DE CUENTO 9)

Todos los días seguía una rutina: entraba en los negocios, pedía por el dueño, les decía que estaba allí “para cobrar la cuota”, le traían un sobre o una bolsa con dinero y se iba. A veces los comerciantes se resistían y él les aplicaba un correctivo, generalmente unos golpes, a veces algún corte. Ese día todos los locales estaban cerrados, nadie le atendía la puerta. Pateó, golpeó, gritó, amenazó para que le abrieran. Finalmente una puerta se abrió e ingresó. Avanzó unos pasos impetuosamente y se vio rodeado. Nunca más se supo de él.

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martes, 8 de noviembre de 2016

ANGELA (NOVIEMBRE DE CUENTO 8)

La mujer desesperada se acercó a la barra y preguntó por “Angela”. El barman y el dueño del lugar se miraron con preocupación. Era la señal. Caminaron aceleradamente hasta un muchacho rubio que estaba bebiendo en una de las mesas y comenzaron a golpearlo.
El hombre salió del baño y vio como arrastraban al muchacho hasta la salida. Un poco más allá, la mujer que había conocido a través de las redes sociales usando una foto que no era de él permanecía apoyada en la barra, sollozando. Caminó hacia la puerta del local. La esperaría afuera. Le haría pagar.

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lunes, 7 de noviembre de 2016

ESCLAVO (NOVIEMBRE DE CUENTO 7)

El látigo restalló en el aire y cayó violentamente sobre su espalda. Era la enésima vez en el día. A veces era porque se desplazaba despacio, otras veces porque se detenía, otras veces para dar el ejemplo a sus compañeros. O simplemente porque al guardia se le daba la gana. Respiró profundamente para soportar el dolor. Su espalda ya era un mapa de cicatrices donde el látigo abría nuevos caminos cada día. En su mente sólo un pensamiento: la libertad. Empuja, trabaja, resiste, sobrevive. Algún día volverá a tener nombre y no será solamente un esclavo.

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domingo, 6 de noviembre de 2016

LA BOTELLA (NOVIEMBRE DE CUENTO 6)

Cada noche, a eso de las ocho, abría la botella de vodka. Un trago, dos, tres. Eso le permitía llegar hasta la medianoche más desinhibida. Mostrarse como no era en realidad. Luego otra vez la botella: cuatro, cinco, seis. Si alguien le convidaba un trago siempre decía que sí. Esa noche no fue la excepción: la rodearon varios muchachos, la alabaron, le dijeron todo lo que quería escuchar. También tenían una botella: siete, ocho, nueve. Amaneció desnuda en la playa. Los golpes cubrían su cuerpo. A su lado, vacía, la botella era mudo testigo.

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#niunamenos


sábado, 5 de noviembre de 2016

TRAS LAS REJAS (NOVIEMBRE DE CUENTO 5)

La prueba de ADN dio negativa. Después de años detrás de rejas debían liberar al único sospechoso que tenían. Discutieron acerca de cómo hacerlo para que la noticia pasara lo más desapercibida posible. De ser posible, que nunca se supiera nada. Si tomaban las precauciones necesarias sólo un eslabón quedaría suelto: el que llevaba casi tres mil días prisionero. El cónclave decidió: el caso debía quedar cerrado a como diera lugar. Unos fueron a buscar unas sábanas para fabricar la cuerda. Debían hacerlo cuando el preso durmiera. Otro, incineró la muestra y borró todos los registros del laboratorio.

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viernes, 4 de noviembre de 2016

EL FRUTO (NOVIEMBRE DE CUENTO 4)

La niña afroamericana pedía dulces en Noche de Brujas cuando recibió un disparo que la mató. Un adolescente blanco, ebrio, gritando consignas racistas, fue el autor del disparo. El cuerpo de la niña quedó tendido delante de la puerta de la casa del asesino. Enterados del hecho, gran cantidad de gente llegó al lugar. Dispuestos a hacer justicia o tomar venganza. Ni la policía los pudo detener. El cuerpo del homicida colgó del árbol más cercano. Alguien cortó la cuerda y éste cayó, como fruto podrido La familia de la niña no tiene consuelo. La del asesino, tampoco.

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jueves, 3 de noviembre de 2016

LOS DE ABAJO (NOVIEMBRE DE CUENTO 3)

El lujo y el despilfarro son la orden del día en la ciudad luminosa con casinos, hoteles cinco estrellas, imitaciones de la Torre Eiffel y de las pirámides de Egipto. Debajo de ella intentan sobrevivir los que no tienen nada. Llueve. Es una tormenta atroz, interminable, violenta. Un torrente ingresa en los desagües de la ciudad opulenta, inundándolos. Allí están los desvalidos, los de abajo. El agua los arrastra, los revuelca contra la basura, a aquellos que no pueden aferrarse a nada se los lleva, los ahoga. Nadie sabe de ellos, a los de arriba no les importa.

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miércoles, 2 de noviembre de 2016

DIA DE LOS MUERTOS (NOVIEMBRE DE CUENTO 2)

Todos los 2 de noviembre se ocultaba en las bóvedas del cementerio y asustaba a los visitantes que iban a llevar unas flores a sus muertos. Hacía ruidos guturales, saltaba sobre ellos y huía, se ponía detrás de ellos y gritaba con violencia. Ese año no fue la excepción y cuando escuchó que alguien se acercaba ingresó a la bóveda que tenía más cerca. Para ocultarse mejor descendió los peldaños que llevaban al subsuelo. Sintió un ruido sobre su cabeza, el cuidador de la bóveda corría un ataúd sellándole la salida, cerraba la puerta de la bóveda con un candado.

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martes, 1 de noviembre de 2016

NUBE DE PÓLVORA (NOVIEMBRE DE CUENTO 1)

La nube de humo se disipó. En el interior del vehículo, casi junto a la puerta delantera, yacían los cuerpos de los cuatro ladrones. Se incorporó apoyándose en el último asiento. Caminó unos pasos por el pasillo central que dividía las hileras de asientos mirando a ambos costados. También varios pasajeros habían recibido disparos y gemían mientras intentaban escudarse ante la posibilidad de una nueva balacera. El chofer del autobús había caído sobre el volante con varios impactos en la espalda. Miró su arma aún humeante. Eran las consecuencias de su pésima puntería. Nunca había sido un buen tirador.

#noviembredecuento  

domingo, 15 de mayo de 2016

5

V

Volvió a su casa consternada por la agresión que había sufrido en el hospital. Se sintió desahuciada y al cruzar la puerta del entrada la soledad cayó sobre ella como la más oscura de las noches de invierno. Ni un ruido de los que acostumbraba sentir al ingresar cada día en su hogar. Ni las voces proviniendo de una radio o una televisión, ni el agua corriendo en alguno de los baños o en la cocina, ni siquiera los pasos de alguien que se acercara a recibirla.
En el dormitorio todavía estaba el traje de su marido extendido sobre la cama, con arrugas de esas que aparecen luego de varios días de permanecer en la oficina en una misma posición hora tras hora. Se acercó y lo acarició suavemente. Se recostó y posó su rostro en la zona cercana a la solapa, donde le gustaba apoyarse cuando él volvía del trabajo. Decidió levantarse e intentar hacer cosas en la casa para no pensar constantemente en la gravedad del estado de su marido ni en la forma poco diplomática en que había sido expulsada del hospital.
En el baño aún quedaban rastros de lo sucedido. Algo de sangre en el borde de la bañera, toallas y toallones en el suelo, parte de la ropa de su marido. Intentó dejar todo lo más ordenado que pudo.

sábado, 14 de mayo de 2016

4

IV

El enfermero miró al hombre que habían traído un rato antes. Sus signos vitales no auguraban nada bueno y había que hacer algo para curar la herida que tenía en la cabeza. Habían seguido el protocolo que se solía utilizar para la ocasión pero el paciente no mostraba ninguna mejoría. Una maraña de cables iba del hombre hacia las distintas máquinas y se escuchaba claramente el sonido del respirador artificial invadiendo toda la sala.
En la sala había dos camas enfrentadas en las cuales sus respectivos ocupantes luchaban por sus vidas. El enfermero notó que había ocurrido un empeoramiento en el estado del paciente que había llegado allí luego de sufrir un accidente de tránsito. En cambio el otro, el del cráneo fracturado, no parecía empeorar. Se le hacía complicado trabajar en esa sala ya que desde que había llegado este último paciente les habían dejado un policía de consigna que observaba cada uno de los movimientos que realizaban enfermeros y médicos sobre el sujeto que yacía sobre la camilla.

viernes, 13 de mayo de 2016

3

III

Apenas llegados al hospital, la mujer fue llamada aparte por el médico de guardia. El hombre, de unos cincuenta años, pelo entrecano y gruesos anteojos tenía un semblante serio, preocupado. La miraba fijamente. Estudiaba sus movimientos y gestos. Le hizo contar una y otra vez los detalles desde el momento en que su marido había llegado a su casa hasta cuando lo halló caído en la ducha. La mujer notó que el profesional dudaba de su versión de los hechos.
En este momento lo único que me interesa es que mi marido esté bien.
El médico levantó el tubo del teléfono que tenía sobre su escritorio, marcó velozmente un par de números y habló en voz muy baja con un interlocutor desconocido. Terminó la comunicación y se dirigió hacia ella.
Su marido está muy grave y no va a poder verlo por ahora.
¿Cómo?preguntó ella, nerviosa.
Señora, me temo que voy a tener que pedirle que se retire.
Tengo que ver a mi marido la mujer se acercó en forma brusca a la puerta de salida.
No va a poder ser
Abrió la puerta y detrás de ella, dos hombres corpulentos aguardaban.
Acompáñenla hasta la salida. dijo el médico con la primera sonrisa que había esbozado hasta el momento.
La mujer se resistió pero la fuerza de los dos sujetos era demasiada. Antes de que el médico cerrara la puerta pudo escuchar el "asegúrense de que no vuelva" con el que la despidió.

jueves, 12 de mayo de 2016

2

II

La mujer corrió con desesperación hasta el teléfono. En su mente lo único que podía ver era a su marido caído en la bañera. Le temblaban las manos y el teléfono se le escapó de las manos en dos oportunidades. Finalmente logró marcar el número de emergencias. Le pareció una eternidad hasta que escuchó la voz de otra persona del otro lado de la línea. Intentó tranquilizarse para que pudieran entender el pedido de auxilio. Le costó hilar las frases e incluso entender las preguntas que le hacían.
Cuando le consultaron acerca del estado de su marido dudó si decir que estaba herido o muerto. Notó que no se había fijado si el hombre seguía con vida o no. La desesperación la había invadido y le había impedido realizar los actos racionales más básicos.
La ambulancia tardó casi media hora en llegar a la casa. El hombre caído en la ducha respiraba débilmente y eso alivió por un instante a la mujer, aunque la sangre que manaba de su sien izquierda no daba lugar a dudas de que debían apurarse para llevarlo a un lugar donde pudieran asistirlo en forma urgente.
Los camilleros pudieron transportar al hombre hasta la ambulancia con gran esfuerzo ya que se encontraba rígido y casi no mostraba signos vitales. La mujer pudo convencerlos de llevarlo al hospital, ya que en el primer momento los paramédicos dudaron debido al aspecto deplorable del baño que daba la impresión de ser el lugar donde se había desarrollado una escena violenta, tal vez el intento de asesinar al hombre herido.
La ambulancia era un vehículo viejo y con varias decenas de miles de kilómetros encima, su interior tenía lugar para la camilla y algunos aparatos pero no era nada demasiado sofisticado. Ella quiso subir con su marido y debió amontonarse junto con los camilleros. Pudo sentir el olor a transpiración del que tenía más próximo. Era un hombre morocho, de unos treinta y cinco años, se lo notaba desaseado, quizás por las incontables horas de guardia que había tenido en los últimos días. Tampoco la suspensión del vehículo resultó la ideal ya que las vibraciones debidas al mal estado del pavimento fueron una constante durante el viaje. En varias oportunidades la mujer debió aferrar la camilla donde yacía su marido para evitar el desplazamiento de ésta.
El hospital al que llegaron no mostraba un panorama más promisorio. Sus paredes estaban descascaradas y se notaba la mugre de semanas sin limpieza.


miércoles, 11 de mayo de 2016

1

I


¿Por qué tenés tanta tos? 
No sé. Por ahí tomé frío a la mañana. Salí desabrigado.

Y, sí. Nunca te ponés el saco. Siempre vas en camisa al trabajo.

Ya sabés que no siento el frío. Salgo de casa como puedo. Siempre estoy apurado.

Así andás tosiendo ahora.

La mujer suspiró resignada. Él carraspeó estruendosamente una vez más y rezongó por lo bajo. Se sacó la camisa y la esgrimió como un estandarte frente a la mirada atónita de su esposa. Se sentó en el sillón más cercano del living agitando aún la camisa húmeda.

¡Mirá! Está mojada. Toda transpirada por el calor que tengo.

No puede ser. Están haciendo nueve grados. Es casi invierno.

El hombre acercó la camisa al rostro de su mujer. 

Tocá. Empapada. Y el que sabe lo que su cuerpo siente soy yo. Tengo mucho calor. 

Para mí vos tenés fiebre. 

La mujer puso la palma de su mano en la frente del hombre. Movió la cabeza en forma negativa.

Estás volando de fiebre. Esperá que traigo un termómetro.
Mientras la mujer se dirigía a la habitación matrimonial, él se levantó y caminó en dirección al baño intentando hacer el menor ruido posible. Frente al espejo colgado en el pasillo notó la palidez de su rostro y las ojeras violáceas, similares a las de una persona que hubiera sufrido una golpiza. Sintió como a cada paso su cuerpo parecía pesar más y sus piernas parecían tener más dificultades en sostenerlo. A duras penas llegó al cuarto de baño y de un empujón cerró la puerta detrás suyo.
Corrió la cortina de la ducha y tanteó la canilla del agua caliente. Sintió el metal frío en la mano y eso pareció sacarlo por unos segundos de su sopor. Giró su mano y el agua comenzó a fluir. El vapor que emergía del agua caliente obnubiló su visión y lo mareó levemente. Pese a ello decidió darse un baño, con la clara intención de despejarse.
La mujer husmeó en el cajón de su mesa de luz y de una cómoda hasta encontrar el termómetro. Al regresar al living no encontró a su marido. Lo llamó pero no obtuvo respuesta. Continuó llamándolo mientras se desplazaba por las distintas habitaciones de la casa, sin resultado.
Un estruendo la sobresaltó, el sonido de algo que se rompía y de un objeto que caía pesadamente al suelo. Notó que el ruido provenía del baño más grande. Volvió a llamar a su marido sin obtener respuesta. Presintió la tragedia y corrió tropezando en el camino con el mobiliario y los adornos que se interponían entre ella y la puerta del cuarto de baño. Al aproximarse escuchó el ruido de la ducha y nada más.
Abrió la hoja de la puerta, hinchada por la humedad, que se resistió con un chirrido antes de dejar a la vista la escena. En el suelo, entre la pileta y el inodoro se encontraba la cortina de la ducha, arrugada, como si alguien hubiera tirado violentamente de ella. Un poco más allá, en la bañera se encontraba su marido, caído y sangrando por una herida en la cabeza. No pudo discernir si el hombre respiraba o no. 

MOTIVACIÓN

Este blog pretende ser un lugar para desarrollar lo que voy escribiendo diariamente. Si todo transcurre en forma ordenada e inspirada, luego de un tiempo se obtendrá una obra coherente. Los textos pueden ir creciendo a lo largo del día y modificándose así que quienes ingresen a él pueden encontrarse con varias sorpresas. Espero que sea de agrado del lector.